martes, 10 de abril de 2018

Bares de copas


Bares de copas

Tengo la maleta llena de promesas incumplidas, de besos y sonrisas compradas en tugurios de carretera, donde el wiski es tan de garrafa que hasta el alma al día siguiente tiene resaca.
Pero el cuerpo se ha dado una alegría en esos bares de copas, llenos de julais y guripas y de chulos con sus putas, entre porros y anfetas te has corrido una gran juerga.
La cosa es fornicar a picha floja pero suelta, las purgaciones y ladillas campean a sus anchas llegando hasta la coronilla, con muchos picores y a la luz de las candelas te ves obligado a ir a urgencias.
Por una cabeza se pierde la otra son calenturas de la entrepierna, cuando la necesidad aprieta para eso están los bares de carretera, donde hermosas hembras por hacerte favores te quedan cacareando y sin plumas y sin una sola peseta.
Y ahora vas y lo cuentas acongojado y llorando tus penas, que las cosas de la jodienda ni jodiendo tienen enmienda, y en la próxima calentura cinco contra uno es la apuesta más barata y segura.
A estos bares de lucecitas rojas, azules y amarillas a los que tan maravillosamente les sabe cantar nuestro incombustible maestro Sabina, les dedico estas calenturientas letras no exentas de cierto toque de ironía.
A esos bares de copas al lado de las gasolineras, que están abiertos a deshoras y se escucha en una gramola, cantar a Miguel de Molina: apoyao en el quicio de la mancebía, a todos sus clientes y a todas sus mujeres guapas les dedico estas coplas.



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