jueves, 1 de febrero de 2018

Una casita blanca



Una casita blanca

Creo que la casita de mis sueños voy a llamarla El Trampal, porque es como un pozo sin fondo desde el principio hasta el final.
Con la ilusión que yo tenía y al final la tengo perdía, todos mis sueños se han esfumado como por un saco roto.
Una cosa es que te den un presupuesto y otra todos los vicios ocultos con los que me encuentro, y que debo solucionarlos a base de poner dinero del que no dispongo en estos momentos.
La cabeza no para de dar vueltas y creo que terminará por volverse loca, esta maldita parcela que me hace pasar todas las noches en vela.
Unas veces los muros y paredes y otras los desagües y drenajes, ya veremos hasta que todo esto finalice por cuanto me va a salir el envite.
Nunca pude llegar a imaginar que al finalizar mi vida laboral a la vejez iba a terminar entrampado hasta las cejas y sin saber aun lo que me espera.
Ilusiones vanas, sueños y quimeras tener una casita en el campo, donde ahogar mis penas y llantos.
Decía El Guerra de mi pueblo que no compréis nunca fincas que no sepáis administrar, era un carbonero muy popular pero en esto tenía toda la razón y verdad.
Tantos años en busca de una parcela para construir nuestra soñada casita y ahora que por fin la hemos encontrado, cuantos duelos y quebrantos.
Deseo que con la llegada de la primavera desaparezcan todos mis males y penas, que los calurosos rayos del sol alegren mi desconsolado corazón.
Ojalá que una mañana no muy lejana como Manolo Parada pueda cantar: vente y vente tu conmigo, vente y vente y ya verás tengo una casita blanca en medio del olivar.
Me gusta la primavera sus colores y sus flores, y tenerte yo a mi vera y los besos de tu boca a mi me quitan las penas.
Peregrino por el mundo abrir mis alas al viento, mis cantares llevo dentro y brotan de mi garganta historias de sentimientos.
Entre flores y olivares tengo mi blanca paloma, mi casita es un lucero le da el sol cuando se asoma y el cantar de los jilgueros.
Medio en serio y medio en broma estoy terminando de componer este relato en prosa, real como la vida misma y con un sutil tono de ironía.
La verdad de Perogrullo esta mano cerrada es un puño, desazones no pagan trampas, las paga el dinero si es que lo hay en casa.

Una casita blanca en el sitio de La Presa
para que el día de mañana
poder disfrutar toda la familia
cambiando mis penas por alegrías.

Una casita blanca en Villanueva
un pueblo lo mejor con diferencia
donde tuve mis amores tempranos
y de los que deseo seguir gozando con el paso de los años.

Acabo de componer estas letras
con todo el sentimiento de mi alma
al comienzo de este mes de febrero loco
que días solo tiene veintiocho.



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