lunes, 3 de julio de 2017

Un día como otro cualquiera


Un día como otro cualquiera
 

Mis manos llenas de tinta emborronan los papeles de mi cuaderno persiguiendo escribir unas cuartetas para dar forma a estos versos.

La tarea se presenta bastante ardua en estas calurosas horas, a las doce de la mañana mientras mi mirada se distrae por la ventana.

La gente se arremolina en un centro comercial cualquiera, empujones y hasta ponen malas caras estamos a primeros de julio y es época de rebajas.

Más de cuarenta grados a la sombra a lo lejos se escucha el canto de las cigarras, recogen el grano las trabajadores hormigas infatigables a todas horas.

A lo lejos se oye el sonido de una sirena, se aproxima velozmente una ambulancia, a una mujer acaba de darle una lipotimia por una discusión por un quítame allá unas pajas.

Y es que estas temperaturas tan altas nos hacen perder la cabeza, habrá que ir a bañarse en el agua fresca de las gargantas veratas para refrescar nuestras ideas.

La música del transistor alegra el fondo de mi corazón, con un poquito de cante flamenco yo me pongo muy contento.

 

Un día como otro cualquiera

es tan bueno para escribir un poema,

con más o menos rima

luego salga el sol por donde quiera.
 
Resultado de imagen de un día de verano cualquiera

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