lunes, 1 de mayo de 2017

Dos hermosos pueblos portugueses


Dos hermosos pueblos portugueses

 

J.R. Alonso de la Torre, el Cervantes extremeño de las letras en un escrito de la última página del Hoy diario que titula Un país que nunca se acaba nos invitaba a realizar un viaje fuera de nuestras fronteras a Portugal a conocer Monsanto e Idanha a Velha.

Atravesamos Alcántara por su acueducto hasta pasar Peñas Albas, pero nos perdimos un poco al no tener muy bien la ruta señalizada.

Intentamos entendernos con un portugués cuando estábamos atravesando uno de tantos pueblos y en un chapurreo a duras penas pudimos entendernos, pero siguiendo a pié juntillas sus indicaciones conseguimos llegar a nuestros ansiados destinos.

Fue un maravilloso descubrimiento, sin ningún tipo deprisa, en ambos lugares parecía haberse detenido el tiempo.

Monsanto en lo más encrespado  de un alto cerro. Los canchos servían de paredes de las casas que construían o rehabilitaban varios artistas bohemios, reunidos de todas partes del mundo venidos a descubrir estos rincones tan bellos.

 

 

Pueblo hermoso y pintoresco, subidas impresionantes bordeando sus recovecos, cantidad ingente de flores adornan todos sus rincones que plasman en hermosos cuadros los pintores.

Paz y sosiego, disfrutar como pasan las horas alargando los espacios hasta parece haberse detenido el trascurso de las horas.

Sus gentes son encantadoras y amables, intentando agradar en todo momento.

Albergues y hoteles, fondas y restaurantes, terrazas con hermosas vistas para contemplar típicos paisajes, que quedan gravados en nuestra retina, para siempre recordarlos.

 

 

  
Idanha a Velha, hermoso pueblo amurallado, una antigua romana y visigoda ciudadela, bella por todos los costados.

Pasear por lo alto de sus murallas, contemplar su iglesia que está siendo reconstruida.

Tocar cientos de lápidas funerarias y entradas a las puertas de un antiguo asentamiento romano.

Las inscripciones en latín es la prueba viva de todo lo que estamos divisando.

Pasear por sus calles silenciosas, apenas si tiene habitantes, los cuales en el quicio e las puertas, de sus casas están sentados saludando a todos los visitantes con mucho afecto.

Las horas del día transcurren muy despacio, tampoco tenemos ninguna prisa, disfrutamos de las cosas sencillas, como el más valioso de los regalos.

Prometo no tardando mucho tiempo volver a Idanha a Velha y a Monsanto, para en cada uno de sus bellos rincones poder nuevamente disfrutarlos.

Ir a conocer Monsanto, trepar hasta lo más alto, subirte en un cancho, parece que tocas el cielo con los dedos de la mano.

Tanta paz y sosiego, poder relajarte tanto, para pintores y poetas son fuente de inspiración para escribir versos y pintar telas en plena y salvaje naturaleza.

Idanha a Velha, la paz que allí se respira te invita a quedarte en ella, de satisfacción es toda una hemorragia pasear por sus calles y plazas.

Esta zona portuguesa es de una notable belleza, ir despacito con el coche disfrutando de sus hermosos paisajes y de la cordialidad de sus gentes.

Como un paraíso perdido donde llegar y buscar cobijo, perderte por sus recovecos, estrechos y empinados rincones que dan paz a nuestros inquietos corazones.

Merece la pena el viaje, para conocidos y amigos muy recomendable, su imagen queda gravada en mis recuerdos, desde aquí hago la firme promesa de volver otro día, tan pronto pueda.

Idanha a Velha y Monsanto, con su perfume de la sierra, ese olor a tomillo y romero donde corre una fresquita marea y se está agustito en todo tiempo.
 
 
 
Resultado de imagen de monsanto portugal
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Translate