lunes, 17 de octubre de 2016

Carta abierta a mi padre Fermín Cuartillo


Carta abierta a mi padre Fermín Cuartillo



Buenos días amigo mío y querido padre Cuartillo , hoy cumplirías ochenta y ocho años y ya hace más de dos que te has ido sin habernos dado tiempo de fundirnos en un fuerte abrazo y poder despedirnos.



Aún recuerdo la letra de la canción de Manolo Paradas, en esa colombiana tan bella que hace que el bello se me eriza tan solo de escucharla, cantada por tu brava garganta y al oir esta tonada hacía que se me saltaran de emoción las lágrimas.



Vente y vente tú conmigo

vente, vente y ya verás

tengo una casita blanca

en medio del olivar.



Creo que como hijo mi padre es irrepetible y único, si además es mi mentor y maestro mucho más lo quiero y extraño, por su forma de ser y simpatía quitaba las penas mías y era la alegría de la familia Cuartilla.



Me gusta la primavera

sus colores y sus flores

y tenerte yo a mi vera

y los besos de tu boca

a mí me quitan las penas.



Por todos estos motivos resultó todo tan traumático, que aún no me he repuesto de este desafortunado suceso, y por mucho que en mis sueños te busco no te encuentro, siendo para mí un largo sufrimiento.



Peregrino por el mundo

abrí mis alas al viento

mis cantares llevo dentro

y brotan de mi garganta

historias de sentimiento.



En esos confines del universo rodeado de amigos y compañeros, les deleitarás a todos ellos con tus fandangos alameros y un corro de gitanitos zarceños tocaran las palmas y jalearan con aplausos a este maestro de maestros.



Entre flores y olivares

tengo mi blanca paloma

mi casita es un lucero

le da el sol cuando se asoma

y el cantar de los jilgueros.

  

Por el campo zarceño, en todo lugar se oye el eco de tu cantar, por tierras de la Isla tus fandangos por Farina, faenando con ese par de mulillas La Chata y La Chica que trotan como unas campanillas.



Vente y vente tu conmigo

vente , vente y ya verás

tengo una casita blanca

en medio del olivar.



Ojalá que allí donde te encuentres vivas en  esa eterna primavera que tanto querías con sus colores y sus flores, al ir de peregrino por el mundo y abrir tus alas al viento, cantando esas historias de sentimiento, entre flores y olivares hayas encontrado esa casita blanca que le da el sol cuando se asoma y el cantar de los jilgueros.



Toda la Zarza te añora, te llora y no te olvida y maldigo a la parca que segó tu vida con la guadaña, privándonos de tu compañía, querido padre, amigo y maestro cuanto te sigo echando de menos.



En noches claras y serenas con un cielo cuajado de estrellas, miro hacia la Vía Láctea, a la Luna y el Lucero del Alba y por todas partes del universo, grito tu nombre y no te encuentro padre mío, cuanto te extraño y te quiero.



Como si fuese una carta abierta a mi padre, amigo y poeta, el mejor hombre de toda la Zarza, de sus alrededores y toda su comarca, que en éstos momentos se encuentra de gira por los rincones del cielo, en otros planetas, lejos de la faz de la tierra.



Estoy completamente seguro que junto con otros grandes maestros del cante y baile flamenco, irán de un sitio para otro, de tablao en tablao alegrando las penas de los entristecidos como el solo sabe hacerlo.



Con ese natural gracejo de la familia Cachera y de la María Blázquez, mi abuela, que aunque pequeña, era valiente como ninguna, a una joven edad quedó viuda con varios hijos, pero con los ojos llenos de lágrimas se puso el mundo por montera y luego salga el sol por donde quiera.



Quiero que sepas padre mío, amigo y maestro, valiente Cuartillo flamenco que siempre estás en mi pensamiento, y hasta en sueños te veo, quisiera tenerte conmigo ahora que voy a ser abuelo para que conocieras a tu Churrasco biznieto.



Y a modo de recordatorio te mando un buen fandango, de cuya letra muy bien me acuerdo, ya que por oírtelo cantar tanto aún en el aire resuena su eco y que a modo de un cariñoso abrazo y unas lágrimas que como puños me corren por las mejillas en éstos momentos.



Que por pintar a una mujer

a un loco le dio la manía

por pintar a una mujer

y cuando pinta la tenía

le puso un letrero a los pies

ya me tienes como tú querías.





Cáceres, a veintisiete de octubre de dos mil dieciséis.

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Eso si que era vivir
sin ningunas ganas de presumir,
disfrutando en todo momento
de los juegos con los amigos
tanto en verano como en invierno.Desde aquí quiero rendir
un homenaje con todo mi cariño
a esa forma de ser y vivir,
y que con pocos recursos y sin nada de dinero
éramos afortunados viviendo en nuestros pueblos.Ojalá de esto tomaran nota
toda nuestra descendencia,
para que cuando digan nuestros nietos
me aburro abuelo

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