martes, 8 de marzo de 2016

Qué pena de pueblo mío


Qué pena de pueblo mío

entre sufridores y afligíos,

con tanto tráfico de porros y anfetas

que hace estragos entre jóvenes sin experiencia.

 

Y esa sustancia blanquecina

que tiene por nombre cocaína,

a esa juventud indefensa asesina

dejándola tirada por las cunetas.

 

Qué pena de pueblo mío

un rincón del paraíso,

donde nadie se siente forastero

si somos capaces de acabar con tanto trafiqueo.

 

Y esos que se dedican al trapicheo

lucrándose con unos grandes beneficios,

que tienen nombre y apellidos

y del todo el pueblo conocíos.

 

Qué pena de pueblo mío

tan alegre y divertío,

y cada vez más triste y apenao

por tantos que las están espichando.

 

Esas autoridades y justicia

que parecen estar pasivas,

ante tanta lágrima vertía

por el luto de tantas familias.

 

Qué pena de pueblo mío

por la droga consumío,

que puede ser un pueblo cualquiera

de nuestra geografía extremeña.
 

 
Parece que no va a pasar nunca la moda

de esa drogaína maldita,

que a muchas personas nos incomoda

y a tantas almas asesina.

 

Qué pena de pueblo mío

ayer mismo fui a otro entierro,

del hijo de un amigo

que por la droga a perecío.

 

Son letras con  mucha dureza

para despertar dormidas conciencias,

que lejos de nuestras fronteras

sepan que no toleramos porretas.

 

Qué pena de pueblo mío

con lo que fue y ha sío,

ver tanto joven destrozao

por tanto camello disfrazao.

 

Queremos gente honrada y cabal

con los que convivir en armonía y paz,

todos serán bien recibidos

si nos atenemos a unas normas y principios.

 

Qué pena de pueblo mío

como se va quedando,

aniquilada la juventud completa

por los porros y las anfetas.

 

Creo haber puesto el dedo en la llaga

aunque me han llovido cantidad de amenazas,

debo seguir denunciando por escrito

para intentar acabar con tanto tráfico.

 

Qué pena de pueblo mío

de drogas me gustaría verlo limpio,

ver corretear por sus calles a los niños

sin temor a que sean pervertidos.

 

El extenso campo extremeño

anda estos días revolucionado,

porque este escribidor en estos versos

a los drogatas está denunciando.

 

Qué pena de pueblo mío

quisiera que este granito de arena,

fuera solamente el principio

para acabar con ésta lacra.

 

Ojalá sirva para algo

lo que en éste poema estoy denunciando,

y tomemos todos conciencia

para limpiar de droga esta querida tierra extremeña.

 

Qué pena de pueblo mío

llorando estoy a la orillita del rio,

la rabia e impotencia me va consumiendo

al terminar de componer estos versos.




 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                                                             

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