lunes, 4 de enero de 2016

Evocaciones


Me cuesta abandonar las rutas conocidas

para perderme por otras zonas alejadas,

un lugar donde crezca la fantasía

y me llene de nuevas esperanzas.

 

Por esas calles tan cercanas

y a la vez tan desconocidas,

que voy acariciando con la mirada

al descorrer el visillo de la ventana.

 

El espacio urbano no dice su pasado

lo contiene como las líneas de la mano,

escrito en las escaleras, en los pasamanos

y hasta en las antenas de los pararrayos.

 

Siempre se desvirtúa algo

un delgado matiz del significado,

el ritmo de un fragmento

los sonidos de algunos versos.

 

Pero como un loco enamorado

decido perderme por los recovecos

de aquellos callejones urbanos

intentando perderme en este espacio, en este tiempo.

 

Quizás el destino ha querido

que viva en éste espacio del tiempo,

rescatando recuerdos del pasado

en ésta fría noche de invierno.

 

Para no echarlos nunca al olvido

transformando una verdad en algo nuevo,

cuyo tejido está compuesto por hilos

que el azar a trazado nuestro destino.

 

Comienzo el año nuevo

como despedí el viejo

caminando en pleno invierno

con incertidumbre a los nuevos tiempos.

 

El frio trae a mi memoria

otro paseo de otra mañana,

y al calor de la leña de la chimenea

en el parador de Gredos, por tierras de Ávila.
 

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