jueves, 2 de julio de 2015

Sueños Diabólicos

Ayer tuve un sueño
de un alto contenido
anticlerical y agnóstico,
medio erótico y sarcástico.

Como en los evangelios apócrifos
encontrados en el Mar Muerto,
que dan al traste con más de dos mil años de historia
de falsas creencias religiosas.

En la sacristía veo a unos monaguillos
que con faldas y a lo loco y un poquito risueños,
al compás de los vapores etílicos
al beber vinos dulces y espirituosos.

Con la excusa de atizar el incensario
con las hojas de los periódicos
se están liando unos porros,
tan humeantes y olorosos.

Después observo a unas monjitas
que ligeras de ropa y en minifalda,
con un tirachinas que llevan por bragas
bailan la yenka todas desmadradas.

Veo a unos curas con raftas
que quitándose unos a otros la sotana
todos tocas sus flautas,
en santa orgía al ver lo que pasa.

Empiezan a engrasar los manubrios
cada cual frota y saca brillo al suyo,
hasta que llega el sacristán
y se une al corro en un tris tras.

Esto es como el humor amarillo
que aquí te cojo y aquí te pillo,
como acabo de despertarme de éste diabólico sueño
cojo papel y pluma y lo cuento.

Deseo que con la que está cayendo
haberos divertido al menos un momento,
aunque no sean unos versos muy católicos
en penitencia me pongo a desayunar unos churros.

Soy un hombre de buen talante
y no deseo faltar el respeto a nadie,
si alguien se siente ofendido
desde aquí mis disculpas le pido.

El buen humor que nunca me falte
todos los días, mañanas y tardes
y como de escribidor soy aspirante
hoy les dejo este poema por delante.

Al componer estos versos
se me alegra todito el cuerpo,
y sin querer pecar por exceso
espero no ser excomulgado por ello.

Van dedicados estos versos diabólicos
que sin ningún orden ni concierto,
sirvan de gran divertimento
a las gentes de mis pueblos.

Adrián Sánchez Blázquez



miércoles, 1 de julio de 2015

La trilla

Es una tarde ventolera
para cribar el cereal en la era,
las mulas con las cabezas bajas
soportando las moscas cojoneras
que le recorren por sus partes bajeras,
las pajas crujiendo en horas de siesta
en medio de la parva entera.

Desear llegue las seis de la tarde
para que llegue el gazpacho refrescante
que alivie un poco nuestros calores y sudores,
con pan tomate, pepino y un poquito de ajo
que alegre nuestros sofocados estómagos,
ya que este soporífero verano
está causando verdaderos estragos.

El agua fresca del botijo
alegra nuestros gaznates resecos,
que llenos de un polvo amarillo y negro
cubre todo nuestro cuerpo
de tantas horas sentado en el trillo,
nuestra cabeza cubierta con un raído sombrero
que aplaca un poco las llamaradas de Lorenzo.

Dormir por la noche en la era
vigilando no nos roben la cosecha,
contemplar la Vía Láctea
la lunas y las estrellas
cuanta paz y belleza,
levantarnos de buena mañana
con picotazos de mosquitos llenos los brazos y cara.

Separar el grano de la paja
esta última llevarla al corral
para comida animal,
y los sacos completamente llenos
de ese grano tan dorado y bonito,
tan enriquecedor que es el trigo
venderlo y vivir de ello todo el año.

Estamos en pleno verano
con sus rigores y soponcios,
es tiempo de buscar las cuadrillas
los segadores recolectan las gavillas
para trasportarlas a la trilla,
siempre se repite la misma historia
aunque ahora hemos cambiado el trillo por la cosechadora.

Son oficios para el recuerdo
y como si hubiese sido un fugaz sueño
que rápidamente ha pasado el tiempo,
ya casi soy un anciano
aunque no tengo nietos,
a mi mente vienen los gratos recuerdos
de cuando iba con mi padre a dormir a la era al sereno.

Adrián Sánchez Blázquez




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