Hoy
todo el campo huele a romero
a tomillo y a jarales,
con los trinos mañaneros
de los jilgueros en los trigales.
Ya va hacer un año
en que se nos escapó este Piyayo torero,
por esos mundos de Dios
para recitar el mejor de sus conciertos.
Las encinas de la dehesa
le aplauden y le acompañan,
con la llantina de sus velas
que ahora cuelgan de sus ramas.
Es un día de emociones contenidas
derramando alguna que otra lágrima,
de agradables y nostálgicos recuerdos
por ese gran padre y maestro.
Este Cuartillo torero
que vale más que su peso en oro,
con un gran corazón zarceño y gitano
que era la alegría de sus paisanos.
Desde lo alto del cielo
el nos estará viendo,
y con un fandango zarceño
nos obsequia en éste momento.
El
fandango es la memoria
de
Zarza es la esperanza,
es
un cante de crianza
es
el crisol de su historia.
A la memoria de Fermín Cuartillo
a mi madre y mis hermanos,
en éste día tan señalado
van dedicados estos versos.
Adrián
Sánchez Blázquez
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