miércoles, 13 de agosto de 2014

Insomnio y Recuerdos Antiguos


La ansiedad y la falta de sueño son malas compañeras
no tanto en si por lo que se desea, sino por las carencias
ni aunque me tome el duerme bien, ni las adolontas
al no remitir el dolor, ni dormir, ni ponerme como una tonta.

Me salgo de la cama y a escribir lo primero que se me ocurra
y con cara de pocos amigos y hasta de un poco gilipollas,
le doy vueltas a una cabeza que ya está un poco modorra
de intentar escribir algo, ya que tiempo es lo que me sobra.

Son las tres de la mañana y aún quedan horas para que amanezca
sentado en el salón de mi casa, esto sí que tiene guasa
cansado de tanto tiempo y sin que nada me faltara,
cuando llegue el jueves pasar la I.T.V. y ver si la pasara
y empezar a fortalecer y agilizar las piernas con sesiones de fisioterapia.

La paciencia es mi fuerte y no es por llevar la contraria
pero empiezo a estar cansado de esta mala pata,
que ni la paciencia del mismísimo Job sea capaz de soportarla
soy capaz de echármela al hombro e irme un poquito de marcha,
a la Madrila Alta, al Foro de los Balbos o a la mismísima plaza.

Si supiera que tomándome unas copas fuera capaz de calmarla
empezaría ahora misma y no lo dejaría hasta que llegue el alba,
porque hay que ver que se hacen las noches eternas
sin poder pegar el ojo llevo ya varias semanas,
como un largo rosario y unas interminables procesiones de semana santa.

Eso sí una chispita de humor nunca me falta
con una pizquita de ironía, de esa un poquito acida
como la ensalada de naranjas y limones que en ayunas se toma en la Zarza
y las cabezas de ajos que tomaban los antiguos, eso si bien asadas.

Con unas copitas de aguardiente para escabezar las mañanas
con unos cigarros hechos artesanales, con tabaco de la petaca,
que uno tras otro con bocanadas de humo saboreaban
con unas tosecillas que hacían que los pulmones expectoraran.
  
Y es que aquellos eran unos hombres recios, para toda una vida
no como los de ahora que son como medio maricas,
trabajaban sin descanso durante toda la jornada
al caer las noches regresaban reventados a sus casas

Llenos de polvo y miseria y con una birria de paga
que apenas para alimentar tantas bocas les llega,
y el ama de casa venga a estirar las migajas
a perra chica, la perra gorda y ni a un real alcanzaba

Sopas y garbanzos los días de diario y los fines de semana
y algún que otro mendrugo de pan que llevarse a la boca
bastante duro, pero mojado en agua algo alimentaba
o parecía que llenaba un hueco en el estómago por donde pasaba.

En estos momentos no sé si estoy delirando
el mercurio del termómetro parece estarse saliendo
pues de la ansiedad y falta del sueño del comienzo
y como de los antiguos y sus costumbres estoy hablando.

Que sin ser de Atapuerca, pero son de origen extremeño
para más señas de mi pueblo, valientes zarceños
y creo que finalmente estoy terminando este relato
ya que el sueño de mi en estos momentos se está apoderando.

A las cuatro menos cuarto de un trece de agosto
un día más sin dormir este Cuartillo,
que por mucho que viva nunca llegara a Litro
aunque tome ricos chatos de vino y buenos aperitivos.

( Adrián Sánchez Blázquez )





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