viernes, 13 de diciembre de 2013

A un árbol caido




En éste día tan especial
aún soñoliento pues me acabo de levantar
en que me preparo un desayuno más copioso que frugal
para mis pilas de buena mañana poder recargar.

Quise hacer leña del árbol caído
que tu nombre quedase en el olvido
pero solo conseguí hacer de la leña fuego
tu nombre quedo grabado en mis cincos sentidos.

A través de mi ventana veo en un instante
tu imagen por arte de magia desvaneciéndose
pero al ponerse el sol, a la caída de la tarde
de tu bello rostro y tu recuerdo no logro apartarme.

De ése árbol aparentemente caído
saqué un verdadero montón de leña
sus astillas encendieron la pasión
de éste enamorado corazón que en la distancia te espera.

Yo estoy aquí solo y mudo
queriendo vivir de tus recuerdos
esperando una carta tuya, una llamada por teléfono
pero por respuesta tengo solo tu silencio.

Ahora que tengo un paro creativo
tengo verdadera necesidad de estar contigo
en mis deseos para el año venidero
tu figuras en el lugar primero.

La magia de la vida
es despertar a un nuevo día
lleno de alegría
dedicarte la más bella de mis sonrisas.

Comprobé que no era un árbol caído
ya que estaba robusto y florido
a su sombra me puse a considerar
que para poder recibir antes hay que dar.

La moraleja no está nada mal
cada día aprendo un poquito más
aunque para ello me tengo que reciclar
dejándome enseñar por los demás.




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